Título de La Nación - 30/07/2022 12:30:09

Imagen

¿Es el salvador? ¿Es Superman? No, es Massita

Ya sopla sobre nosotros el huracán Sergio, con vientos salvajes que se van llevando un funcionario por hora. Algunos hubiesen querido quedarse pero no resistieron las ráfagas; otros no lo resisten a Sergio. No es un tipo fácil, convengamos. Yo aprendí a quererlo: hemos compartido buenos asados y hemos brindado con buenos vinos, y escucharlo es siempre una gimnasia intelectual. Típico ejemplar de peronista del conurbano, la alta y la baja política, economía, historia, sociología, psicología y ciencias ocultas desfilan por su chispeante conversación, con rigor de tertulia, nunca de cátedra. Tiene esa cosa de chico con barrio al que sus aspiraciones lo han llevado a conocer banqueros de Wall Street, lobbistas de Washington y algún empresario teatral que le pone su avión para que se tire al sol en un resort de Angra dos Reis. Conserva ambos rasgos: puede parecer reo y puede llamar a un alto funcionario de la Casa Blanca y que lo atienda. No deberían despreciarse las habilidades de aquel joven intendente de pago chico –casi un alcalde de countries– que convenció a capitalistas de la City porteña de que le financiaran sus sueños presidenciales. ¿Convenció también a Cristina y Alberto? Obvio que no. Lo aceptan como tuvieron que aceptar la Pfizer: porque estaban en las profundidades del mar. Va a ser interesante mirar cómo le dan y le quitan soga, cómo le siembran el camino de minas antipersonales; sobre todo Cristina, que probablemente lo distinga, igual que a Flowers Batakis, con su silencio. ¿Alberto? Bueno, ya bastante tiene con sus traumas; uno a uno se le van cayendo los soldados, y a la cabeza de los leales hoy figura Dylan. Al profesor no le está concedido el beneficio de la estrategia. Puesto en palabras de un colega español, malísimo, Alberto hace tiempo que no practica el noble oficio de pensar.

Ver noticia completa

Este sitio utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Más información